17 enero 2008

Rogelio López Cuenca: la vuelta del otro.
José Luis Corazón Ardura

El artista malagueño presenta en la galería de arte contemporáneo Juana de Aizpuru Le partage, una reflexión donde coexisten las referencias habituales de su trayectoria, partiendo de la vinculación del uso de la imagen en los medios de comunicación con la reflexión artística y política acerca del poder en el seno de la sociedad actual.
¿A qué se debe el título de esta exposición?
El título es polisémico, claro, puede evocarnos desde el hecho cotidiano de compartir hasta la división de Palestina. La idea de antemano es partir de esa multiplicidad. No tanto de la confusión, sino subrayar la responsabilidad del que lee a la hora de reconstruir el significado. Son imágenes procedentes de Internet, de la publicidad, de la imagen-mundo en la cual vivimos.
Son imágenes relacionadas con la guerra.
Son imágenes preexistentes que utilizo para hablar de que todo lo que hago viene de algún sitio, de que se trata de un diálogo continuo. No hay apenas texto escrito. Es una invitación a leer las imágenes y detener su flujo constante. Pertenecen a distintos contextos, pero tienen en común el gesto y la pose. Esto hace que podamos agruparlas. Pertenecen a discursos previos, de la moda o la información de la actualidad política.
Utilizas modelos que de alguna manera juegan con la ambigüedad.
Fundiendo las imágenes de dos hombres semidesnudos, uno posando “de palestino” y otro detenido por militares… Ambos tienen en común la referencia al cuerpo como la primera frontera del ejercicio del poder, donde se encarna directamente. En la sociedad de la vigilancia el castigo sólo se ejerce violentamente en casos extremos, el poder se ejerce más difuso, a través de los medios de comunicación.
Son procedimientos, como el collage, que has utilizado asiduamente.
A fin de provocar un retardo de la percepción de ese flujo continuo de imágenes, de hacer durar su relación con el espectador y que nos preguntemos por nuestra postura ante ellas.
La palabra partage hace referencia a ese reparto.
Sí, como al reparto en una obra de teatro. ¿A quién le toca qué papel y en qué lado? Pero también al despiece porque, ¿quién está mirando?, ¿quién puede hablar? En ese sentido, hablar y mirar coinciden. Vemos fotos en que los ricos dan de comer a los pobres y parece que este tipo de imágenes no se perciben como publicidad. Y es la propaganda ambiente. Las imágenes pertenecen a mundos muy distintos que se hacen coincidir temporalmente en esta narración. Pero no dejan de pertenecer al discurso del que proceden.
¿Por qué has tardado tanto en exponer en una galería?
En los últimos años he estado implicado en proyectos de, digamos, más largo recorrido. Por ejemplo, en Lima realizamos un itinerario en la ciudad, ligado al enfrentamiento de Sendero Luminoso y el Estado, señalizando los escenarios de la violencia. Son trabajos que pones en marcha a partir del territorio de las prácticas artísticas, pero luego continúan por otros sitios.
¿Cuál ha sido el último proyecto en este sentido?
Acabamos de terminar www.mappadiroma.it, en Roma donde he estado trabajando un año en torno a 1977. La idea era partir de la imagen de la ciudad eterna como lugar del prototurismo, una ciudad ya turística antes del turismo, una pretendida ciudad inmóvil donde más allá de los diez o doce monumentos reconocibles por todos. Propusimos otro itinerario, no sólo físico sino temporal: en torno a un momento oscuro en la historia de la ciudad y partimos de las fotos del cadáver de Aldo Moro, interpretada como una pantalla que ocultaba la de otros cadáveres.
Como la imagen de la muerte de Pasolini.
Aún más, el secuestro de Aldo Moro coincide con el asesinato en Sicilia de Pepino Impastato, un militante antimafia, y este crimen queda oscurecido, silenciado por la macro-noticia del día. Miramos detrás de las imágenes-pantalla y tejemos redes, asociamos esos asesinatos con el de Pasolini, lo que nos permite hablar de la marginación social de la homosexualidad, por ejemplo, o, a partir de la postura radical de Pasolini contra la TV, recordar que es 1977 cuando empieza a emitirse la TV en color o se legaliza la pornografía en Italia.

También has estado con otro proyecto relacionado con Málaga y la Guerra Civil.
Ya había trabajado sobre ello en www.malagana.com, pero a partir del encargo de un monumento a las víctimas de la huída de Málaga a Almería a causa de la caída de la ciudad en 1937 (que hicimos, en colaboración con Santiago Cirugeda) y que conseguimos transformar en un proceso más amplio de recuperación de la memoria colectiva. Se puede ver en www.malaga1937.es. Otro ejemplo de cómo las prácticas artística pueden desbordar su ámbito estricto y recuperar un papel más allá del espectáculo.






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