20 noviembre 2009

JOSECHU DÁVILA, Proyecto para difundir el mensaje de una mujer anónima en Hong Kong

www.anonymouswoman.es

http://www.rock-palace.com/josechudavila/josechudavila/anonymouswoman/anontodo.html
¡EL SER HUMANO ESTÀ EN DECADENCIA!
Human is in decadence!
人性墮落!

¡TODOS CADUCAMOS AL LLEGAR A ESTE PLANETA!
Human is moving towards expiration since birth!
人出生就走向滅亡!

¡EL PROPIO SER HUMANO ES SU PEOR ENEMIGO!
The biggest enemy of human being is human being themselves!
人最大嘅敵人就係自己!

¡TODOS TENEMOS NECESIDAD DE TODOS!
Human beings need each other!
人類互相需要!

¡NO HAY QUE CREER EN NADA, TODO ES INVENTADO POR LOS SERES HUMANOS!
Do not believe! Everything is socially constructed!
唔好相信,一切都係人類建構嘅大話!

¡PARA LA MENTE LO MEJOR ES LA CONTEMPLACIÒN! Contemplation is the best for human mind!
沉思有益!

¡LA VIDA NO ES UN TANGO, LA VIDA ES UN VALLE DE LÀGRIMAS!
Life is not a party, life is suffering!
眾生皆苦!

¡HAY QUE ASUMIRSE, AGARRAR AL TORO POR LOS CUERNOS, Y ASUMIRSE!
Self assurance! Live bravely!
自我肯定,勇者無懼!

¡EL MEJOR PODER, ES EL DE UNO MISMO!
The power of oneself is the best power!
自身力量最強!

¡HAY QUE VIVIR, NO HAY QUE LLORAR!
Face your life optimistically!
樂觀面對人生!

07 noviembre 2009

Ne vous laissez pas consoler / No os dejéis consolar







Los ídolos no existen

No idols

Ne vous laissez pas consoler (No os dejéis consolar) es un proyecto de Democracia realizado en colaboración con los Ultramarines, los ultras del equipo de fútbol Girondins de Burdeos.


No os dejéis consolar

Do not allow yourselves to be consoled

El proyecto consistió en la inserción de sentencias de carácter político fuera de contexto, en un espectáculo deportivo (en este caso el partido entre el Girondins de Burdeos y el Stade Rennes, el 27 de septiembre de 2009), que cuestionan la lógica misma del espectáculo. Estas citas fueron exhibidas en diversas pancartas mostradas por los ultras y en merchandising del club (bufandas, banderas, banderines, camisetas y pegatinas) intervenido y puesto a la venta en un stand móvil.

Las máximas utilizadas han sido: No os dejéis consolar; La verdad es siempre revolucionaria; Los ídolos no existen; Ellos mandan porque nosotros obedecemos; No tenemos nada salvo nuestro tiempo; El dolor es la única nobleza; El principal campo de batalla es la mente del enemigo.


La verdad es siempre revolucionaria

The truth is always revolutionary

Desde la crítica debordiana el simple hecho de mirar es "malo", "el hombre cuanto mas contempla, menos es" dice Debord. Pero Jacques Ranciere ha querido cuestionar este concepto fundamental en la crítica de la sociedad del espectáculo, a traves de su idea del "espectador emancipado": "El efecto del idioma no puede ser anticipado. Exige espectadores que sean activos como interpretes, que intentan inventar su propia traducción para apropiarse de la historia por si mismos y hacer de ello su propia historia. Una comunidad emancipada es de hecho una comunidad de cuenta cuentos y traductores. Soy consciente que todo esto pueda sonar a eso: palabras, meras palabras. Pero no tomaría esto como un insulto. (...) conociendo que las palabras son solo palabras y los espectáculos solo espectáculos puede que nos ayude a entender como las palabras, historias y performances pueden ayudarnos a cambiar algo en el mundo en que vivimos".


No tenemos nada salvo nuestro tiempo

We have nothing except our time

Ranciere se refiere al espectador del arte, al del teatro, al de las performances ¿pero son estos espectadores mejores que los espectadores del fútbol? Porque si estamos hablando de espectadores emancipados, activos, esos son los ultras, que defienden su propio territorio, conscientes de su lugar en la arquitectura de la expectación, que en el caso del fútbol es el fondo sur , ellos son la tribune populaire (la tribuna popular). Los ultras son organizaciones autogestionadas de carácter popular, lo cual es en si una postura política, opuestas al fútbol-negocio -¿a la expresión más contemporánea del espectáculo alienante?-, que hacen presentes sus reivindicaciones de clase y comunidad a través de las banderas, los cánticos y las pancartas.

La naturaleza de la colaboración entre Democracia y los Ultramarines ha sido buscar un lenguaje común (recuperar palabras) con el que representar una ideología compartida.

Ne vous laissez pas consoler / Do not allow yourselves to be consoled

Unusual messages with strong social themes will be introduced into the world of football through the filmed performance of supporters during a match and via the Girondins’ merchandising paraphernalia.

With the help of the Ultramarines Bordeaux.

06 noviembre 2009

CAPITALISMO 1712-2010






CAPITALISMO D.E.P. por PSJM

Se trata de un anuncio, un está por venir, un teaser en el argot publicitario. El capitalismo está comenzando a comerse a si mismo por falta de alteridad1. El crash de 2008 da buena fe de los achaques de un sistema anciano regido por el flujo de valores inmateriales, cuya puesta en circulación supone por si misma la producción de valor. Una economía que ha perdido sus referentes, espejo de la cultura del simulacro, donde los medios de comunicación constituyen también realidad. Donde la cultura, antes superestructura, desciende para encontrarse con la industria en ascenso, antes infraestructura, para crear un nuevo y único nivel compartido, el llamado mediascape, donde las obras de arte son mercancías y la estética de la mercancía se diseña en laboratorio. En ese mediascape la ficción es hiperreal2.

Con la esquela del capitalismo desplegada en los soportes publicitarios de Cuenca se quiere crear un ambiente de extrañeza y reflexión en la ciudad. Siendo estos soportes el escenario propio de las mitologías publicitarias parece indicado comunicar en ellos el fallecimiento de su sistema rector. La cruz cristiana que corona la esquela destaca los orígenes religiosos de un espíritu económico fundado en la ética calvinista3. El diseño de esquela católica empleado aquí pretende jugar con la tradición religiosa de la zona apropiándose de sus símbolos. Se trata por tanto de la apropiación de símbolos y medios del poder para introducir un mensaje discordante.

En la naturaleza del anuncio está la promesa de algo que vendrá, de igual modo que, en la estética de la mercancía, es la promesa del valor de uso aquello que desencadena la compra4. La lógica temporal del capitalismo tardío es la anticipación, la aceleración —como la moda, casi muerta antes de ser moda5. Siendo obviamente imposible determinar la fecha exacta para la génesis de un proceso histórico, se escogió 1712 para el nacimiento del capitalismo porque es el año en que se inventa la máquina de vapor. Expuesta la obra en 2009, la fecha de defunción en 2010 anticipa un acontecimiento, algo que vendrá, una incógnita.

1. Vicente Verdú, Capitalismo funeral, Anagrama, Barcelona 2009.
2. Scott Lash & Celia Lury, Global Culture Industry, Polity, Cambridge, 2007.
3. Max Weber (1903), La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Itsmo, Madrid,1998.
4. Wolfan Fritz Haug, Publicidad y consumo. Crítica de la estética de mercancías, Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1989.
5. Zigmunt Bauman, Vida de consumo, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2007.



CAPITALISM R.I.P. by PSJM

It is an advert, a what’s to come, or teaser in advertising jargon. Capitalism is starting to devour itself due to the lack of otherness1. The crash of 2008 bears witness to the aches and pains of an aged regime ruled by the flow of immaterial securities, whose issuance supposes, in itself, the production of value. An economy that has lost its references, a mirror of the culture of the simulacrum, in which the media also constitute reality. Where culture, previously superstructure, descends to encounter industry, previously the base, on the ascent, thereby creating a new unique common level, the so-called mediascape, where works of art are merchandise and the aesthetics of merchandise is laboratory designed. In this mediascape, fiction is hyper-real2.

The aim of mounting capitalism’s death notice on Cuenca’s advertising panels is to create an atmosphere of strangeness and reflection in the city. As these panels are the characteristic stage for advertising mythologies, it seems appropriate to use them to communicate the death of the ruling system. The Christian cross that crowns the death notice underscores the religious origins of an economic spirit founded on the Calvinistic ethic3. The design of the Catholic death notice used here aims to play with the religious condition of the area by appropriating its symbols. It is, accordingly, an appropriation of symbols and means of power intended to introduce a discordant message.

In the nature of the advert lies the promise of something that is to come, in the same way that, in the commodity aesthetics, it is the promise of useful value that triggers the purchase4. The temporal logic of Late Capitalism is anticipation, acceleration –like fashion, almost deceased before becoming fashion5. As it is obviously impossible to determine the exact date for the genesis of a historical process, 1712 was chosen for the birth of capitalism because it is the year in which the steam engine was invented. As the work is to be exhibited in 2009, the date of death in 2010 anticipates an event, something to come, an unknown.

1. Vicente Verdú, Capitalismo funeral, Anagrama, Barcelona 2009.
2. Scott Lash & Celia Lury, Global Culture Industry, Polity, Cambridge, 2007.
3. Max Weber (1903), La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Itsmo, Madrid,1998.
4. Wolfan Fritz Haug, Publicidad y consumo. Crítica de la estética de mercancías, Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1989.
5. Zigmunt Bauman, Vida de consumo, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2007.

26 octubre 2009

NO Global Tour. Santiago Sierra en Berlín. PSJM review. from PSJM on Vimeo.

NON OLET / MONEY DOES NOT SMELL. Notas sobre la negación en el trabajo de Santiago Sierra.



Santiago Sierra es conocido por el carácter transgresor de su trabajo. Ha sido capaz de tapiar la puerta del Pabellón de España en la Bienal de Venecia (2003) sin permitir la entrada a todo aquel que no fuera español, ha llenado una sinagoga desacralizada en Alemania de gases tóxicos (2006) y fue capaz de cortar una importante vía de México DF en hora punta sin avisar (1998). En su trabajo se ha señalado que existe un verdadero intento por provocar, cuando lo cierto es que su obra contribuye a que seamos conscientes de las verdaderas paradojas del capitalismo. Y, en lo que a dinero se refiere, su obra siempre ha causado nerviosismo en aquellos que consideran inhumano aceptar un trabajo ingrato por un salario mínimo, cuando lo único que hace es seguir escrupulosamente las reglas del juego de la industria del arte. En ese sentido, conviene recordar que Santiago Sierra es considerado uno de los artistas españoles actuales más activos internacionalmente, trabajando en Italia con regularidad, como mostró, por ejemplo, en Nápoles en una verdadera campaña dental de los gitanos que allí residen. Sólo en 2009 ha situado un contador de muertos en la City de Londres que estará en funcionamiento hasta que finalice el año, ha iluminado con un motor diesel una compañía bananera en Estocolmo y en España ha llegado a ceder un espacio expositivo a la policía en el MARCO de Vigo para presentar todas las armas que se han ido incautando últimamente.
Su último trabajo titulado NO, GLOBAL TOUR consiste en el transporte de una escultura a través de distintos países hasta encontrar un ubicación temporal, espacial y simbólica en distintos emplazamientos. Su inicio se produjo en julio en la ciudad de Lucca a instancias de la Prometeo Gallery di Ida Pisani donde se albergó hasta el 12 de septiembre. En estos momentos inicia su periplo hacia Genova, Milano, Kieferfelden, Plzen, Bernburg, Berlin, para después alcanzar Canadá y USA. Un no-tour que supone la presencia de dos síntomas propios de nuestras sociedades actuales y que en la trayectoria de Santiago Sierra son una clave importante para comprender el sentido de su obra. En primer lugar, la vinculación de la escultura y la imagen en sus acciones ha mostrado a lo largo del tiempo que las contradicciones del capitalismo son también efectivas en el espacio del arte. Lugares que Santiago Sierra ha tratado de enseñar partiendo de un vaciado propio de lo escultórico y que, por otra parte, dejan bien claro que es difícil escapar de la esquizofrénica máquina del capital que subyace en el sistema de trabajo.
En esa dirección, NO, GLOBAL TOUR es en realidad el transporte de algo escultórico y también metafórico. Se trata de mover la opinión ante la presencia sutil de una palabra universal, originariamente ligada a algo tan imperativo como decir: NO. En segundo lugar, la dialéctica de la negatividad y la efectividad de lo negativo como obra de arte fueron, como señalaba Adorno, una práctica inscrita en el poder de la industria cultural. Además, esa capacidad negativa era producto de una nueva presencia de lo utópico que contribuía a que el final del arte siempre estuviera cerca. Santiago Sierra ha trabajado con aquellos que se ocultan, permaneciendo en una invisibilidad latente: drogadictos, prostitutas, trabajadores explotados, personas dispuestas a aceptar por dinero tareas tan ingratas como las que se asocian a los trabajos que nadie quiere realizar ya. Santiago Sierra también ha tratado con aquello que se oculta: los prejuicios, las situaciones paradójicas del capital, donde se puede criticar a un artista que presenta en el centro de Londres mierda seca y desodorizada, pero no se denuncia la explotación laboral a la hora de confeccionar la ropa que todos lucimos. Si de lo que se trata es de señalar que decir NO es también una afirmación, en la cuestión de la negatividad propia del capital se hace efectiva su capacidad aniquiladora y nihilista.
Si la explosión del colorido del movimiento pop se redujo al Love de Robert Indiana, el caso de las negativas acciones escultóricas de Santiago Sierra nos introduce en la posibilidad negadora del estado actual de la política y la economía a través de su poder nihilista. Y, a pesar de que en este no-tour proponga más que una vuelta a la negación, en este trabajo la importancia no reside en el valor de cambio y uso que supone el aceptar unas condiciones a cambio de un salario mínimo. Esta acción requiere más de la decisión de los ciudadanos que de los espectadores avisados. Y, aunque en su trabajo siempre existan referencias a la propia historia del arte reciente, es una paradoja simbólica saber que aún hay espacios donde existe la posibilidad de apostar por una negación efectiva.
Pero, ¿a qué se niega esa imagen de una palabra que dice NO transportada en un camión como si se tratara de un espejo o un cristal? ¿No se debe su negativa presencia a una vuelta de lo otro? ¿No es la negación un retorno de lo establecido como alteración? En ese viaje, la negación no tiene más fin que el uso que se haga de ello. Esta es la cuestión negativa del capitalismo, cuando se considera que la utopía no es necesaria porque estamos siendo espectadores de su carácter mortal. Fredric Jameson señaló que en el capital existían antinomias (The Seeds of Time, 1994) que han conducido a la muerte propia del posmodernismo. Y esa demolición con la que caracteriza la vocación del intelectual moderno es apropiada para considerar en conjunto el trabajo de Santiago Sierra: “Per quanto l’arte si sviluppa fra le classi creative della società, che si occupano di imporre al resto della popolazione il ritmo pianificato dell’obsolescenza, il rinovo constante della forma e della sostanza del prodotto. Per questo, parlare del mondo dell’arte è parlare con i capi del sistema, con la créme de la créme, L’arte non si trova nell’”isola che non c’è”, anche se spesso ci comportiamo come se ci trovassimo li. Il denaro che serve a pagare l’arte è coniato nal mondo reale e, la maggior parte delle volte, è piú ambiguo di quanto si pensi” (Intervista a Santiago Sierra di Mario Rossi, Silvana Editoriale, cura di Fabio Cavalluci y Carlos Jiménez, Galleria Civica di Arte Contemporánea, Trento, 2005-06).
Ahora es el momento crítico. La propuesta de nuevas sospechas (Marx, Nietzsche y Freud) ha influido también en la posmodernidad del arte actual. Si la filosofía del siglo XX hizo efectiva la presencia del nihilismo a través de Hegel, Nietzsche, Spengler y la escuela de Frankfurt, la presencia de la negatividad inscrita en el capitalismo y en el dinero supusieron una decadencia del modelo occidental. En esa dirección, el uso que Santiago Sierra hace del dinero con su trabajo contesta a las preguntas encendidas que provoca. Pero, lo que ocurre realmente es que –como señala Jameson- la llamada minoría blanca –que como demostró con su estudio de la piel de los caraqueños es la que tiene el poder y los medios- se siente sitiada por gente marginal que parece venir a imponer sus propios valores culturales. Esto es, un arte nihilista.
Esta vuelta del otro es precisamente lo que sostiene la estructura del retorno, ya una expulsión como destierro, exilio o migración: no return. En el trabajo de Santiago Sierra ha sido constante el hecho de mostrar la negación desde la cercanía a la escultura social de Beuys. Ese retorno del no, retour-no, no return, cuando ya no hay vuelta posible, supone saber que la negación queda incompleta. La vinculación con el arte conceptual y la superación hierática del minimalismo han conducido a Santiago Sierra a una iconoclastia que depende de la composición de la imagen. Problemas que conducen a mostrarnos un espacio crítico propio de estos tiempos en crisis. En esa protesta portátil, continuando con la economía del cambio simbólico, el trabajo de Santiago Sierra se convierte también en crítica, aunque lo diga con una obra de arte.

20 octubre 2009

PSJM: American Colors en Abstract Realities. Lucas Carrieri Gallery Berlín






El pasado jueves 15 se inuguró en la Lucas Carrieri Gallery de Berlín la exposición "Abstract Realities", comisariada por Clara Muñoz y organizada por el Gabinete Literario de Las Palmas, donde presentamos nuestro último trabajo, compartiendo sala con Kirsten Mosel y José Rosario Godoy.

"American Colors" es un proyecto que gira en torno a la abstracción geométrica minimalista pero al que nos podríamos referir como "abstracción crítica".



"American Colors" es una serie de diferentes cuadros que utiliza los 5 colores convencionalmente aplicados a las razas y somete su composición al porcentaje censado de población, población carcelaria e índice de pobreza por etnias en USA. El lenguaje formalista es repensado superando las composiciones intuitivas o las condicionadas por progresiones aritméticas o geométricas carentes de todo significado, de modo que aquí es la estadística, nada abstracta aunque igualmente matemática, la que dictamina el porcentaje de cada color utilizado en el cuadro. El color se emplea de tal modo que conlleva un significado, conceptualmente ligado al uso del lenguaje para referirse a las diferentes razas. Son por lo tanto cuadros que se leen. El título de cada cuadro, por ejemplo "USA population by race" o "USA prision population by race" conduce al espectador a una visión bastante diferente de la que en un primer momento pudiera albergar al contemplar estos objetos artísticos que en su ejecución, formica sobre madera, reproduce los acabados del lifestyle design.




La materia prima que procesa la sociedad del conocimiento es la información y es ésta justamente la que da base a "American Colors", un proyecto donde la infografía, el objeto minimalista, la pintura de campos de color norteamericana y el diseño de interior se unen al estudio sociológico y antropológico para dar como resultado una reflexión crítica.


01 octubre 2009

En Cadena, un proyecto de Rubén Santiago.

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Rubén Santiago presenta En Cadena, un proyecto realizado a lo largo de los 3.900 kilómetros que separan la ciudad griega de Olympia y Madrid. Justo un día antes de que el COI se pronuncie sobre qué ciudad será sede de las Olimpiadas de 2016 y entre las que se encuentra la candidatura de Madrid, que 400.000 personas apoyaron en sus calles el pasado domingo.

La exposición recoge el proceso desarrollado desde que el artista encendiera su particular antorcha ante el templo de Hera, empleando un sistema de espejos similar al que se usa cada cuatro años para dar inicio al ritual de los Juegos Olímpicos. Pero en esta ocasión, la antorcha encendida por los rayos del sol no fue una tea, sino un cigarrillo.

Esta "antorcha" fue transportada en automóvil por Ruben Santiago a través de ocho países durante siete días. Durante este tiempo, el fuego original permaneció incandescente en una cadena contínua en la que cada nuevo cigarrillo era encendido con los restos del anterior, manteniendo una cadencia similar a la del relevo de atletas que el olimpismo moderno ha hecho universalmente reconocible.

El jueves 1º de octubre a las 20 horas, esta llama olímpica será depositada en el espacio de arte contemporáneo Off Limits de Madrid (Escuadra 11 bajo, Lavapiés) dando fin a su recorrido.

La muestra, que será inaugurada el día antes de que el COI (Comité Olímpico Internacional) haga pública la sede elegida para acoger los Juegos Olímpicos del 2016, propone una mirada crítica e irónica a los esquemas de poder y regulación de la sociedad contemporánea.

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En Cadena reflexiona sobre los mecanismos de construcción de la memoria colectiva y la dotación de valor simbólico a ciertos elementos y rituales establecidos por el paso del tiempo.

Además de ofrecer el fuego olímpico en su correspondiente pebetero, Ruben Santiago presentará su vídeo " Olympia 2009", una inversión conceptual del film homónimo de Reni Riefenstahl "Olympia 1936", el primer documento cinematográfico en registrar unas olimpiadas, en este caso las celebradas en Berlín en el año 1936 auspiciadas por el gobierno de Adolf Hitler.

Así, En Cadena plantea la poco conocida relación que existe entre la llama olímpica y el régimen nazi, precursor en la utilización de este símbolo ahora considerado como elemento universal: la llama olímpica.

Por extensión, Ruben Santiago pone en evidencia las bases históricas del aparato propagandístico y geopolítico que se esconde detrás de la organización de unas Olimpiadas.

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Igualmente, el proyecto indaga en el origen histórico de las campañas estatales anti tabaquismo, impulsadas por vez primera desde el régimen nazi mediante la implantación de normas y prohibiciones similares a las que hoy en día han adoptado la mayor parte de paises occidentales.

Con motivo de esta exposición, se presentará una edición que recoge el proceso llevado a cabo en este proyecto y reflexiona sobre las intersecciones entre deporte y política, contando el presente texto de Daniel Villegas:



Anillos de humo

Daniel Villegas

Existe un prejuicio historiográfico-popular que sostiene que 1945, con el final de la Segunda Guerra Mundial y el hundimiento de los regímenes del Eje, supuso el acta de defunción de los elementos ideológicos constituyentes del espacio fascista-totalitario. El triunfo de la democracia liberal abría una nueva era en la que quedaba definitivamente extirpado aquel cáncer. Sin embargo, esta cuestión resultaría más compleja y problemática. En diferentes ámbitos --tecno-científico, empresarial, administrativo, social, político-propagandístico, deportivo o cultural entre otros-- se puede rastrear la pervivencia de partículas activas propias de estos sistemas aparentemente sepultados.

La propaganda de los sistemas democrático-liberales se ha esforzado en desviar la atención de ciertos fenómenos de continuidad de aspectos provenientes del ámbito fascista-totalitario. En definitiva, su legitimación se basa en la derrota total de aquella aberración. Esta operación se artículo en una progresiva despolitización social y en la implantación del credo sin fisuras en la economía de mercado. Fin de la historia, alcanzado el horizonte histórico de expectativa, el capitalismo se instituye como formula única que garantiza la permanencia en el puerto de destino del progreso social en su perfectibilidad. Estas son las coordenadas que conforman nuestro hábitat contemporáneo y que la reciente crisis económica apenas ha perturbado, pese a la gravedad con la que los expertos económico-mediales la han calificado. Cualquier tentativa crítica ha sido atajada rápidamente debido a la liquidación de las alternativas, excepto las de consumo, que hasta tres décadas atrás todavía operaban aunque sólo fuera en el terreno crítico .

La democracia liberal se ha encargado de borrar las huellas que los mecanismos propios de la ideología fascista-totalitaria ha impreso en la configuración de su supremacía, al tiempo que ha calificado como perteneciente a tal estirpe política cualquier alternativa crítica, que se haya podido articular en las últimas décadas, con la finalidad de eliminar cualquier atisbo de desacuerdo y, como señala Slavoj Žižek, de pensamiento: "A lo largo de toda su trayectoria, el «totalitarismo» ha sido una noción ideológica que ha apuntado la compleja operación de «inhibir los radicales libres», de garantizar la hegemonía demoliberal; ha permitido descalificar la crítica de izquierda a la democracia liberal como el revés, el «gemelo» de las dictaduras fascistas de derechas [...] en lugar de permitirnos pensar, y obligarnos a adquirir una nueva visión de la realidad histórica que describe, nos descarga del deber de pensar e incluso nos impide activamente que pensemos." Nos encontramos ante un mecanismo de inversión mediante el cual la democracia liberal logra, por una parte, eliminar, o marginalizar al menos, cualquier opción que no sea la propia y, por otra, exorcizar, aparentemente [propaganda], ciertos elementos activos en su estructura provenientes de la incomoda pervivencia de la herencia fascista-totalitaria. Qué mejor manera de llevar a cabo esta operación que acusar de aquello que causa, en lo concerniente a los problemas de legitimación, incomodidad, acaso culpabilidad, a los oponentes ideológicos.

De este modo, es posible que se hayan naturalizado, en nuestro contexto demoliberal, determinados fenómenos cuya importancia central, en términos socio-políticos, encuentra su origen fundamentalmente en el fascismo y el nacionalsocialismo. Se tratarán aquí dos asuntos que pertenecen a esa genealogía de fenómenos persistentes que resultan determinantes en la construcción de la hegemonía de la democracia liberal. La incuestionable importancia medular y benignidad del deporte, en concreto la dimensión simbólica del olimpismo y sus ritos, y la mitificación de la salud, centrada esta cuestión en la erradicación del tabaquismo, constituyen los asuntos que anteriormente se han anunciado. Su elección, entre los muchos de esta clase que podrían ser analizados, viene sugerida por ser éstos los aspectos que trata [problematiza], mediante conexiones complejas, Rubén Santiago en su proyecto En cadena.

En lo relativo al deporte parece inconcebible, hoy en día, que nadie cuestione su valor . Dejando de un lado los intereses mediático-económicos, que son muchos y poderosos, la institución deportiva ha devenido incuestionable en las sociedades actuales, desde una perspectiva política y moral [pese a los esfuerzos por parte de los propagandistas del deporte de deslindar éste especialmente de lo político ]. Cualquier argumento en contra sería considerado como propio de un radicalismo que se enfrentaría frontalmente con uno de los valores más asentados de lo democrático. Pero ¿podría ser considerada esta postura totalitaria gracias al uso del instrumento de inversión antes descrito? Aquí la cuestión se torna más compleja, ya que el germen de la exaltación de lo deportivo, en términos modernos, se halla precisamente en el ámbito del fascismo italiano , el nazismo e igualmente, pero en coordenadas distintas que difieren en asuntos esenciales con las condiciones en las que se produce el deporte actual, en la Unión Soviética . En cualquier caso, de forma embrionaria los aspectos deportivos asociados al terreno político, en la órbita del nacionalismo , se encuentran ya en la sociedad burguesa decimonónica con el nacimiento del concepto moderno de deporte.

Los orígenes del deporte moderno se encuentran en Inglaterra, en el último tercio del siglo XIX, y en la difusión por parte de ésta al resto de la Europa continental primeramente, y al resto mundo con posterioridad, a través de asociaciones y clubes deportivos fundados en colonias e industrias implantadas en el extranjero, y en aquellos lugares donde los ingleses practicaron el comercio. En estos clubes y asociaciones: "En todos los casos, la competición encontró su justificación en el lamarquismo y el positivismo: tiene como objetivo mejorar la raza equina, la raza humana o la tecnología de las embarcaciones..." . El mejoramiento de la raza, y por extensión la competencia racial-nacional por la supremacía, en relación con la práctica deportiva fue uno de los argumentos sostenidos de forma más insistente en el nacimiento y desarrollo del deporte moderno, cuestión amplificada por el fascismo y exacerbado por la política racial nazi. No obstante, existe otra razón que explica la creciente importancia de lo deportivo en regímenes políticos aparentemente opuestos como son las democracias burguesas decimonónicas, pese a la aparición en este ámbito ciertos recelos que frente a la práctica deportiva, y los sistemas fascistas y totalitarios. Dicha coincidencia se fundamentó, tal y como señaló Michel Foucault en relación con las instituciones del nuevo Orden, en el nacimiento de la sociedad disciplinaria. Es indudable las ventajas, en lo relativo al deporte, de articular un sistema de formación física disciplinaria, en los establecimientos de educación de la infancia y la juventud o en otro tipo de organizaciones sociales, y de regular el ocio creciente en las sociedades burguesas del siglo XIX al servicio del control social. En este sentido, siguiendo la terminología foucaultiana, la práctica deportiva acabó instaurándose como elemento disciplinario de primer orden con el objeto de construir cuerpos dóciles. Este extremo ha sido un engranaje fundamental en el desarrollo de lo deportivo, en términos instrumentales, como elemento de referencia en las diversas sociedades modernas. Sin embargo, la actual glorificación del deporte, aunque heredera de los mecanismos citados, responde a un esquema más complejo. Ciertos aspectos del fenómeno deportivo se han amplificado, como su dimensión espectacular en relación con la sociedad del ocio y el consumo, y, pese a las campañas de fomento de la actividad física, resulta más interesante, desde una óptica disciplinaria, el consumo pasivo del espectáculo deportivo que su práctica generalizada.

El vehículo fundamental a través del cual el deporte fue alcanzando cotas de mayor relevancia, en las sociedades occidentales primero y más tarde en las del resto del mundo, fueron los Juegos Olímpicos. La carga simbólica de estos eventos, que ha representado la ritualización de lo deportivo a escala internacional, ha sido fundamental en la construcción de la actividad física como referencia de primer orden. Desde sus inicios, con la celebración de los Juegos Olímpicos de Atenas de 1896 , el organismo promotor el COI , que no es otra cosa que una organización empresarial y cuyo éxito comercial actual es evidente, tuvo muy claro, dejando aparte los principios humanistas recogidos en su Carta Olímpica, lo que propiciaban las relaciones deportivas internacionales en lo relativo al espectáculo y propaganda política , dirigiendo éstas a: "un esfuerzo propagandístico: en este sentido, las victorias deportivas de un equipo nacional contribuyen a reforzar la imagen de identidad, la fuerza y la eficacia, incluso la legitimidad de un régimen político. En los años treinta del siglo pasado, la fascinación de una parte de la población francesa por los regímenes autoritarios se nutrió de los éxitos de los atletas italianos y alemanes, ya que eran considerados como prueba palpable de cómo la voluntad política podía contribuir a la reconducción nacional y al mejoramiento de la raza." Precisamente fue en el contexto de la Italia de Mussolini y en la Alemania de Hitler, en especial, donde estas directrices fueron cumplidas con tal eficacia que establecieron las bases de la futura significación del deporte como instrumento de propaganda y legitimación.

Los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 supusieron el momento clave del proceso de exaltación y espectacularización de lo deportivo , como quedo registrado en la película Olympia que sobre el evento realizó Leni Riefenstahl, y que desde entonces no ha dejado de crecer. El nacionalsocialismo se encontró con una designación olímpica previa a su ocupación del poder en Alemania. Existieron reticencias en el contexto ideológico del nazismo a la organización en Berlín de unos Juegos Olímpicos, especialmente por parte de los que defendían como deporte genuino alemán [asociado a esta ideología] los ejercicios gimnásticos «Turner», debido a que, en principio, los Juegos pretendían ser una celebración de la diversidad cultural y racial internacional, principios éstos recogidos en la Carta Olímpica. Sin embargo, el ministro de propaganda "[...] Josef Goebbels, se había dado cuenta de que los Juegos representaban una espléndida oportunidad para demostrar la vitalidad alemana y su capacidad organizativa."

Del mismo modo, existía una clara vinculación simbólica entre los Juegos, nacidos en la antigüedad clásica, y ciertos aspectos de la mitología nazi concernientes a la fascinación del Tercer Reich por la cultura griega . Igualmente "hubo muchos [otros] elementos contenidos en el concepto olímpico susceptibles de ser tergiversados por la cosmovisión nazi. También el culto al cuerpo, iniciado a principios del siglo XX entre círculos nacionalistas e intensamente fomentado por el nazismo, halla una óptima expresión en la idea olímpica, mientras que la competición deportiva se quiso ver la representación de las ideas pseudodarwinistas de la lucha por la vida y la victoria del más fuerte." Ciertamente, como indica Rosa Sala, el nacionalsocialismo tergiversó determinadas asuntos, pero no es menos cierto que contó con, al menos, la connivencia de personas y organismos que aparentaban defender otros principios, desde el espacio político democrático antecesor de las actuales sociedades demoliberales, siendo el caso más paradigmático el del fundador de los Juegos Olímpicos modernos Pierre de Coubertin . Pero el barón no ha sido el único en la historia del movimiento olímpico que, de un modo u otro, ha establecido relaciones con el contexto ideológico fascista-totalitario. Ejemplo cercano lo constituye el que fue presidente del COI entre 1980 y 2001 Juan Antonio Samaranch . Resulta revelador que lo que no consiguió la recién proclamada Republica Española lo consiguiera este personaje proveniente del fascismo franquista, décadas más tarde, en lo que serían al fin unos Juegos Olímpicos en Barcelona en 1992.

Volviendo a Berlín 1936 existieron, de igual manera, reservas en el contexto internacional [especialmente en Estados Unidos y Francia donde se estuvo barajando la posibilidad de boicot e igualmente en España y en la Unión Soviética donde se hizo efectivo ] a la organización de unos Juegos Olímpicos por parte del régimen nazis. Dicha resistencia se basó en el desajuste de principios existente entre el movimiento olímpico y el sistema político nacionalsocialista, en general, y en particular en lo referente a la política racial nazi que perseguía a la comunidad judía , incluyendo los deportistas de este origen. Fue en los Estados Unidos donde la idea del boicot tomo mayor cuerpo, debido a la importancia de la comunidad judía en aquel país. Los recelos fueron vencidos, principalmente, por la acción de Avery Brundage, presidente de la Asociación Olímpica Americana, que a partir de la celebración de los Juegos [y como recompensa a sus esfuerzos] fue nombrado representante de los EE.UU. en el COI. Éste convenció a las instituciones de no realizar el boicot mostrando, para tal fin, ciertos rasgos de perfil bajo en la órbita del antisemitismo, relativamente popular en los Estados Unidos de la época, pasando por alto la discriminación sufrida por los deportistas judíos del equipo nacional alemán. Cierto es que la campaña de terror contra los judíos no había comenzado aún, pero existían numerosas señales que lo auguraban como el eslogan aparecido en la prensa nazi con motivo de los Juegos: Wenn die Olympiade vorbei, schlagen wir die Juden zu Brei! [Es decir: "¡Cuando la Olimpiada termine haremos a los judíos picadillo!"]

Los Juegos Olímpicos de Berlín en1936 establecieron un modelo deportivo propagandístico , articulado a través del incipiente espectáculo moderno, que en numerosos aspectos ha sobrevivido, e incluso potenciado, hasta la actualidad. El nacimiento, aunque ya existía el germen en las democracias burguesas en su apropiación del mito griego, de la figura del héroe deportivo nacional, corresponde a aquella época, donde se propagó gracias al aparato propagandístico nazi y, especialmente, a través de la película Olympia de Leni Riefenstahl. Esta imagen se ha amplificado desde entonces, y en el momento actual parece clara la importancia de este héroe en las sociedades demoliberales. En este contexto esta figura resulta incuestionable en su significación popular como representación del espíritu nacional. Tanto da, en términos de popularidad, que aquellos deportistas que forman parte de las mitologías nacionales tengan un comportamiento abiertamente insolidario, o fraudulento, con sus conciudadanos, desviando sus ganancias a paraísos fiscales, o que en el terreno de las organizaciones deportivas locales, particularmente en los equipos de fútbol, las grandes estrellas, que eventualmente se identifican sin fisuras con la tradición del club donde militan, resulten ser meros mercenarios.

Otro aspecto en el terreno de los ritos simbólicos y que quedó fijado como uno de los más queridos por el movimiento olímpico, perpetuado de forma acrítica hasta el momento presente, nació, asimismo, de la cosmovisión nazi en relación con los Juegos. Este no es otro que la ceremonia de encendido de la antorcha en Olimpia y el traslado de este fuego sagrado a la sede de los Juegos, en este caso Berlín, mediante relevos. Aún existiendo en la Grecia clásica algunos ritos en relación con el fenómeno de la llama olímpica y las carreras de relevos con antorcha [pero nunca en conexión con los Juegos Olímpicos] la instauración de la ceremonia en su versión contemporánea tiene su origen en la simbología nacionalsocialista.

La antorcha fue un símbolo preferente en el nazismo, herencia de ciertas tradiciones germánicas, a tal punto que la celebración de la toma de poder de Hitler, el 30 de enero de 1933, consistió en un desfile de antorchas. De hecho, la antorcha fue usada con asiduidad en los actos de todo tipo del Tercer Reich. Éstos consistían en un espectáculo donde se reunían multitud de antorchas contrastadas habitualmente frente al cielo nocturno. "Estos impresionantes efectos visuales y propagandísticos eran completados con la extraordinaria riqueza simbólica que tenía la antorcha dentro de la cosmovisión nazi. Su simbolismo moderno como portadora de luz y progreso fue debidamente adaptado a los valores racistas del nazismo después de que, en 1842, el británico Thomas Arnold estableciera una perniciosa vinculación entre raza y progreso al afirmar que la antorcha de la civilización había ido pasando de raza en raza: primero habría estado en posesión de las griegos, después de los romanos, y, finalmente, como cúspide de la cultura cristiana occidental, de los germanos, quienes, habrían preservado el legado de la Antigüedad y desarrollado la civilización medieval. La idea del relevo y de la herencia directa del legado griego que Arnold asociaba a la antorcha encontró su manifestación más palpable en las Olimpiadas de Berlín de 1936 [...]"

Resulta irónico que la invención de este rito, vinculado plenamente en lo simbólico a los principios raciales del nacionalsocialismo, fuera invención de Carl Diem quién, como ya se ha señalado, estaba casado con una mujer de origen judío. Asimismo, es paradójico que el olimpismo, que ocupa al igual que el deporte en general un papel simbólico central en las presentes democracias occidentales, haya mantenido y fomentado esta ceremonia sin autocrítica alguna. Quizá esto sea así "[...] en gran medida gracias a que en su escenificación se jugó con la duplicidad del nuevo ritual, pues, bajo la aparente recuperación de una tradición griega original, permitía infiltrar contenidos ideológicos fascistas en unos juegos que teóricamente glorificaban la concordia e igualdad de las naciones."

Retomando el segundo fenómeno, al que se ha aludido con anterioridad, perteneciente a esa estirpe relacionada con la pervivencia de elementos constitutivos del espacio fascista-totalitario, se abordará la mitificación de la salud. Este asunto está directamente relacionado con el deportivo, tratado anteriormente. La actual hipertrofia de la relevancia de la salud, tiene ciertos componentes cuyas raíces se hunden en el espectacular desarrollo científico-medico acaecido con el proceso de modernización, en las sociedades decimonónicas burguesas, y que encontró, al igual que con el deporte, su exaltación, de modo particular, en el contexto nacionalsocialista. Dejando a un lado las legitimas aspiraciones a eliminar, en la medida de lo razonable, las consecuencias no deseadas de la enfermedad, la salud y la higiene, como instrumento para su consecución, se fueron perfilando a lo largo del siglo XIX como otro sistema más de control y disciplina social siguiendo los argumentos, ya señalados, de Foucault. Esta situación se desarrolló hacia lugares que obedecían más a mandatos ideológicos y de ingeniería social que a términos netamente sanitarios, que encontrarían su máxima expresión en el nazismo. En este ámbito lo sanitario y lo higiénico se convirtieron en fórmulas eufemísticas para referirse a mecanismos de control basados en la exclusión y el exterminio . Existen numerosas referencias a estas cuestiones en la política racial nazi, cuya herramienta fundamental fue la eugenesia cuyo uso, por otra parte, no fue privativo del Tercer Reich, ya que era un fenómeno que se venía larvando en el contexto de las democracias burguesas .

Si bien es cierto que la democracia liberal contemporánea ha rechazado estas prácticas de forma frontal, la obsesión por la salud, fomentada entre otras instancias por los intereses de la industria farmacéutica, ha llevado a la ocultación social de la enfermedad, la deformidad, del propio proceso degenerativo del cuerpo y por extensión de la vejez en favor de un modelo de cuerpo joven y vital, en una sociedad que venera cierta imagen física y simbólica de la juventud, como sinónimo de buena salud y, de consuno, de ideal a seguir por los componentes de estas sociedades. Tal circunstancia permite vislumbrar la pervivencia de elementos simbólicos, que se traducen en consecuencias reales sobre las personas de un modo más o menos expeditivo, del entorno fascista-totalitario en el terreno de lo sanitario.

En esta situación se explican las campañas contra el tabaquismo, sin perder de vista los beneficios económicos que reportan respecto del gasto sanitario del sector de seguros de salud o del sistema sanitario público. A este último argumento se podría objetar que las influyentes compañías tabaqueras perderían parte de sus beneficios, lo que descartaría que fuera una iniciativa vinculada a lo económico [factor guía de la democracia liberal]. Sin embargo, desde hace años el mercado más importante de dichas empresas no lo forma el mundo occidental, practicando alguno de sus gobiernos una política comercial que podría calificarse de algo más que agresiva, en aquellas zonas del mundo donde la incidencia del tabaquismo en la población les trae sin cuidado, como señalaba Noam Chomsky . Igualmente habría que mencionar que el mercado occidental dejó de ser interesante, entre otras cosas, por la creciente impopularidad del tabaco y por las indemnizaciones millonarias que las compañías tuvieron que abonar a fumadores afectados por cáncer, que habían interpuesto demandas contra las mismas en los Estados Unidos. Esta situación llevó a estas empresas a diversificar el negocio, como el caso de la inversión en la industria alimentaria de Philip Morris.

En cualquier caso, la obsesión higiénico-sanitaria contemporánea y, más concretamente, la lucha contra el tabaquismo, tiene en el nacionalsocialismo un indiscutible antecedente u origen en lo relativo al consumo de tabaco: "Se puede atribuir a la medicina del Tercer Reich el mérito de haber sido la primera en demostrar de manera fehaciente la existencia de una vinculación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón gracias a los estudios de Franz H. Müller (1939) y Eberhard Schairer (1943). Los resultados obtenidos por estos investigadores encajaban óptimamente en la concepción nazi de salud pública, centrada en las virtudes de la comunión con la naturaleza, los beneficios del deporte y la medicina natural y el rechazo de estupefacientes y estimulantes como el alcohol." Desde luego gran parte de estos argumentos parecen bastante actuales, especialmente en la conexión entre el binomio salud-deporte. Los que quizá no lo sean tanto, son los que asociaban la lucha contra el tabaco con los principios de la política racial nazi, basada en una ciencia atravesada por mecanismos meridianamente teleológicos: "La creencia errónea desarrollada por científicos alemanes durante los años treinta, según la cual determinadas mutaciones cancerígenas eran hereditarias, favoreció que los peligros recién descubiertos del tabaquismo adquirieran dimensiones ideológicamente dramáticas en cuanto amenaza a la mismísima sustancia racial aria de los alemanes, muy en la línea del ansía de pureza de la cosmovisión nazi, siempre obsesionada por limpiar al pueblo de elementos perniciosos que pudieran corromperlo. Después de todo, también los judíos eran vistos significativamente en la retórica nazi como un cáncer que dañaba traicioneramente a la comunidad y que había que extirparlo a toda costa."

Estas circunstancias unidas a la notoria aversión de Hitler por el tabaco y el alcohol, dieron como resultado lo que Rosa Sala califica como la campaña más agresiva antitabaco de la historia moderna. En su desarrollo se prohibió fumar en todos los edificios públicos y el servicio de propaganda, según Sala, se encargó de que existiera un conocimiento general de la fuerte adicción al tabaco de Churchill y Stalin y, por el contrario, de la condición de no fumadores de Mussolini y Franco, entendido todo ello dentro del contexto de los valores morales asociados a estos últimos. No resulta complicado establecer relaciones con el movimiento antitabaco actual que impera, fundamentalmente, en las democracias liberales.

Tanto el mito deportivo como el higiénico-sanitario, en su sentido de agentes activos fundamentales en la construcción de la visión demoliberal del mundo, pese a hundir sus raíces en la sociedad burguesa decimonónica, se revelan, en cierto modo, como partículas, que son muchas y esenciales, que persisten en un cuerpo que pregona insistentemente haber derrotado al cáncer fascista-totalitario. ¿Resulta tan complejo extirpar este tumor, en el caso de que verdaderamente se desee? Quizá el problema se localice, como señalan Gilles Deleuze y Félix Guattari , en el territorio de la micropolítica. Es posible que subsistan en cada esquina del espacio social microfascismos , que incluso aniden en el interior de cada uno de nosotros, y que como instrumento sean impagables, incluso, y a pesar de la argumentación de Deleuze y Guattari, para la articulación del sistema capitalista demoliberal donde se manifiestan los referidos elementos persistentes.

26 septiembre 2009

CREDO QUIA ABSURDUM 13 NOTAS SOBRE LA CREENCIA EN EL SISTEMA






Estoy condenado a vivir en una época en la que florece el rinoceronte
NIETZSCHE
1. El final de la autoridad como creencia
Sorprende que Hegel en el curso de estética que dictó entre 1828/29 afirmara que el espíritu ya no necesitara del arte. Como escribiera en La muerte de la luz Hans Sedlmayr, lo que se ha de señalar es que esta proposición relacionada con la muerte de lo artístico está también en correspondencia con otro hecho importante en esa destrucción de las creencias: Dios ha muerto. Si conservamos aún algo del significado original de la creencia como resultado de un sistema, estaremos propiamente en esa extraña amalgama de técnica y opinión que viene a ser lo verdadero, lo bueno y lo bello. Porque si como señaló Foucault en Las palabras y las cosas, el sistema estaba contrapuesto al método, entonces la creencia y el procedimiento de control conforman un orden absoluto, despótico y poco original. El sistema es una metáfora a la que se añaden nuevas reglas. El sistema de creencias está abierto o cerrado. El sistema de creencias es métrico o decimal, solar o planetario, periódico, montañoso, normativo, clasificatorio, nervioso, neurológico. Es la estructura que soporta aún la creencia. Porque el crédito de un sistema es que funcione y que tenga prestaciones, la carta de crédito se ha convertido en la pragmática tarjeta de crédito. El sistema –según el diccionario- es estático, está sitiado, asentado, se mueve con las afecciones del corazón en sístole/ diástole, es fascinante y fascista, es una erección. Por otro lado, la creencia es la confianza. Como estar fuera de sitio. “Creer –afirma Wittgenstein- es someterse a una autoridad”.
2. El sistema imposible
El problema de la creencia es afirmarse partiendo de un principio de causalidad. Creer es como ser absuelto. Lo sistemático corresponde a un equilibrio de fuerzas. Si el orden es el sistema, el azar incluye un factor entrópico y desestabilizador. La energía no es, como proclama un anuncio de una importante hidroeléctrica, cuestión de progreso o nueva conciencia. La interrupción apaga el sistema y el ateo parece vivir a oscuras. “Creo en la nada como en mí mismo”, afirma Chateaubriand. En estas, la creencia se convierte en interpretación, inaugurando otro medio técnico de volver a retornar de manera pasiva alrededor de un origen imposible, de continuar sitiada por un azar controlado por las mismas reglas que lo validan. Ese falso origen imposible es todo lo contrario. La imposibilidad es lo que es posible: “El imposible al actuar sobre lo posible –afirma Lezama Lima-, crea un posible actuando en la infinitud. En el miedo de esa infinitud, la distancia se hace creadora, surge el espacio gnóstico […] Lo imposible, lo absurdo, crean su posible, su razón”. Esto quiere decir que cuando estamos inmersos en el dualismo y no en la pura mezcla, estamos ante la luz y la oscuridad, el interior y en el afuera, en otros mundos mejores que éste, entre la vida y la muerte, esperando una llamada. El dios deviene extraño y extranjero mientras se espera una salvación el día que no llega.
3. Ateísmo poético
“Si por alguna circunstancia extraordinaria la muerte no pusiese el punto final a todo, nos encontraríamos probablemente frente a otra cosa que ese Dios inventado por los hombres, a su medida, y ajustado (más mal que bien) a sus contradicciones. Evocar una sábana blanca, con un rayo de sol que incide sobre ella, es una nostalgia infantil”. La contestación de René Char cuando le preguntan por qué no cree en Dios nos conduce al espacio turbio de la creencia, ¿es sistemática? ¿Se puede sistematizar? Los muertos sí son cuantificables.
4. El crédito del miedo
El miedo, retratado por la licuadora del postmodernismo, practicada por el elusivo citacionista Zygmunt Bauman, pertenece a la vulnerabilidad y a la inseguridad. Se había prometido un orden perfecto y comprobamos la precariedad. Se opta por el consumo y se encuentra el crédito, siempre que hagamos un nuevo aporte. Así funciona un sistema debidamente recursivo: “la economía de consumo –afirma Bauman- depende de la producción de consumidores y los consumidores que hay que producir para el consumo de productos contra el miedo tienen que estar atemorizados y asustados, al tiempo que esperanzados de que los peligros que tanto temen puedan ser forzados a retirarse y de que ellos mismos sean capaces de obligarlos a tal cosa (con ayuda pagada por su bolsillo, claro está)” (Miedo líquido, p 17, Paidós) Pero el planteamiento de Bauman está inevitablemente ligado a una vida a crédito. Otra cosa es lo contado porque la publicidad y los ahorros comparten el hecho de estar asegurando un futuro que ya está aquí, un presente deseado. No hace falta estar muy avisado de que el centro del capitalismo está en esa circulación fluida y líquida por medio del consumo. En épocas de crisis, aumenta el capital farmacéutico y aquellos sectores vinculados a lo que pudiéramos definir como la creación de buena apariencia y disposición: cosmética. Son cuestiones que nos hacen valorar sistemas equilibrados, ordenados y funcionales, a pesar de que acomodarse y sentir la propia casa como extraña es una de las paradojas soportables dentro de un sistema de creencias maniqueo, pensando que todo problema actual se debe situar en términos morales: entre el imperio del bien y el terrorismo del mal. Pero el sistema cree y crea también esos mecanismos de autodestrucción. El terror emerge en un sistema.

5. El sistema caníbal de la historia
El sistema de lo legal no representa un orden sistemático. A pesar de los cálculos y los daños colaterales, es precisamente su estructura sistémica lo que también posibilita el espacio del terror. Inauguraciones que desde la revolución francesa han contribuido a crear también al terrorista. En la presocracia de aquellos apoderados, se amplían las leyes, configurando un sistema simbólico ampliado. Un final de la Ilustración burguesa como requería pintar esa imagen del canibalismo que significa La balsa de la Medusa. El canibalismo es estético y formal, como muestra el trabajo paciente de Hannibal Lecter. Una vuelta a la gran crucifixión, con la bandera norteamericana y las tripas abiertas, donde la creencia lleva a tomar impulsos raros e irracionales. Todo para confeccionar un traje de piel humana. Arte cinematográfico que no ha cesado de proclamar su muerte ante otros sistemas de diseminación de las creencias, como la propia reconstrucción de la historia. Ahora que se celebra otro aniversario sobre la nouvelle vague, convendría recordar que la noche que Truffaut comenzó a rodar Los cuatrocientos golpes moría André Bazin: “Fin de la historia. Fin del cine”, escribiría Jean Luc Godard.
6. La Edad de Hielo
La música pop configura otro sistema de creencias, post mortem. Paradójicamente, ¿cómo se ligan los pensamientos puros y clásicos de un ascético Bill Viola cuando comenta un video de un concierto de la sádica maquinaria de Nine Inch Nails? La creencia en el sistema revela una confianza ciega. Otra paradoja. Lo importante, ¿no fue acaso lo increíble, lo fantástico, lo imaginario? Pero la creencia acaba deviniendo conducta. La sistematización conduce al suicidio lógico irreversible postmoderno, como en el caso de Ian Dury: “I'm living in the ice age, / I’m living in the ice age, / nothing will hold, / nothing will fit, / into the cold, / it's not an eclipse”. Ahí solo queda la creencia en un sistema en demolición. Como había avisado Adalbert Stifter en el texto escrito con motivo del eclipse total que se produjo el 8 de julio de 1842 (La muerte de la luz, Hans Sedlmayr), se había conducido al mundo hacia un estado de oscurecimiento paulatino, constatando que la realidad del nihilismo es ya también cuestión antigua y, de hecho, acaba por ser otra socorrida creencia: donde hay afirmación hay un momento de negación. Y el pensamiento surge de una crisis. En esa caracterización es importante subrayar que lo que afecta a lo familiar ha devenido extrañeza. Un mundo de lo pesado abocado a lo trágico: “El mundo se volvió frío”, escribe Stifter. Pero, como repite Dury, a pesar de vivir en la edad de hielo, sin nada que sostener, dentro del frío, sabemos que “no es un eclipse”.
7. La piedra de toque
Plausiblemente, presentar una defensa del estoicismo ante la creencia en el sistema, no es cuestión de ironía. El cinismo probablemente otorga un movimiento impulsor a lo real. Creer es poder, creer es tentar. Se trataría de apostar equivocadamente por la persistencia de una cinética del crédito. Algo que energéticamente está siempre en cambio, tratando de encontrar una forma definida y definitiva. Pero como advertía Oscar Wilde, hay que creer en lo imposible, no en lo improbable. La creencia es una dificultad cuando tratamos de apelar a un realismo poético, está habituada a tratar a través de un concepto desviado de la esperanza y el miedo, mostrando una insoportable consistencia pétrea. Orfeo, al descreer de los avisos, queda convertido en piedra.
8. El caníbal hambriento y descreído
Como creer en el lenguaje, el descreimiento lleva a desviarse de lo adecuado. Sin ningún crédito, sin nada a cambio, es cuando llega este canibalismo metafórico. A diferencia del hambre, el canibalismo pertenece a otro sistema de creencias. Un cuerpo que se devora a sí mismo. Porque en la razón caníbal no aparece el hambre, sino los principios culturales. Podemos apropiarnos de cualquier cosa, si tenemos hambre. Como se ve, los principios son distintos como el sistema de creencias y la promesa de bondad, pero el hambre puede llegar a ser considerado una forma de canibalismo, llevando con nosotros el alimento necesario. Si es preciso, el cuerpo se come en primer lugar su tejido muscular. Cuando acaben las existencias, podemos prescindir del movimiento, desconectando los órganos superfluos. Después, podemos prescindir de la corteza cerebral, las emociones, el sentido ético y estético. Un apropiacionismo que es la mayor prueba de las fallas de un sistema. Al final, en las creencias pasan desapercibidos la ignorancia y el acomodamiento autofágico. Claro es que el canibalismo es metafórico: la desconexión y aparición de nuestro cerebro rectilíneo. La creencia termina donde se sacia el hambre. Bataille: “Podemos decir del erotismo que es la aprobación de la vida hasta en la muerte”. En un graffiti de Pompeya que data del siglo I se describe este descreimiento ante el amor, la belleza y lo apolíneo. Como una suerte de iconoclasia, similar a la afirmación de Rimbaud cuando sienta a la Belleza en sus rodillas para injuriarle: “Reúnanse aquí todos los enamorados. Quiero romperle las costillas a Venus a bastonazos y dejarle la espalda baldada. Si ella puede atravesar mi tierno corazón, ¿por qué no iba yo a romperle la cabeza de un garrotazo?”.
9. Si estás contra el negocio, estás en el sistema
Fuera de sistema, hay otra creencia que postula ir contra el sistema. En la Estética de lo feo, Karl Rosenkranz se refiere al poder sustentado en el crucificado por el sistema de creencias cristiano. Se trata de vincular el sufrimiento del cuerpo en la muerte como proceso intermedio. Se necesita partir de la destrucción del cuerpo para alcanzar el milagro de la vida eterna, pero eso no le ocurre ni a Cristo: “Lo muerto deviene cómico a través del aburrimiento. Lo muerto, lo vacío, lo frío por su falta de libre distinción, de desarrollo se convierte en algo sin interés, aburrido. Lo aburrido es feo; o más bien, la fealdad de lo muerto, lo vacío, de lo tautológico produce en nosotros el sentimiento del aburrimiento”. La creencia es aburrida, el sistema se vacía, el sistema de creencias, como autorreferente creencia en el sistema, aburre. En ese sentido, hay que subrayar la mezcla de lo real y lo onírico en las vanguardias artísticas, desde el dadaísmo que logró enterrar un cadáver a través del cine en Entreact’, hasta llegar a esos rinocerontes civilizados de Ionesco, utilizados para hablar del hombre que ha dado suficiente cuenta del estado lamentable de las creencias. Deleuze: “¿Qué es lo que hacen con el cuerpo de Cristo? El cuerpo de Cristo les sirve de cuerpo sin órganos. Lo maquinan en todos los sentidos, le dan actitudes amorosas, de sufrimiento, de tortura, pero sentimos que se trata de la alegría […] Entonces, ¿qué es lo que van a hacer con el cuerpo de Cristo? Se le desencajará la cadera, se creará el manierismo” (Derrames entre el capitalismo y la esquizofrenia)
10. La inversión de la creencia
Un antecedente que podemos ir situando en la furia animalizada de Lautréamont: todo está mal desde el principio, estamos ante el mal de la aurora: un canibalismo sádico que corresponde a un espacio literario explotado por Antonin Artaud, desde Los cantos de Maldoror: “hasta que percibí un trono formado de excrementos humanos y de oro, sobre el cual se pavoneaba, con idiota orgullo, el cuerpo, envuelto en un sudario hecho con sábanas sin lavar de hospital, de aquel que se denominaba a sí mismo el Creador. Tenía en la mano el tronco podrido de un hombre muerto, y lo llevaba, alternativamente, de los ojos a la nariz y de la nariz a la boca; una vez en el boca, se adivinaba que hacía con él”. Ahí se confunde la creencia en el arte como espacio donde está permitido, dejando morir a perros de hambre o comiendo fetos ante la televisión británica. La violencia o la crueldad se han convertido en imaginario simbólico, otra creencia a vigilar. En el caso de Isidore Ducasse, la creencia en un sistema es proporcional a la inversión de los valores, utilizando un enigmático título para un libro sin poemas, pero, como muestra el método de apropiacionismo negador de lo que afirmaron Pascal o Vauvenargues, se trata de darles la vuelta: “Los juicios sobre la poesía tienen más valor que la poesía. Son la filosofía de la poesía. La filosofía, comprendida así, engloba a la poesía. La poesía no podrá prescindir de la filosofía. La filosofía podrá prescindir de la poesía” (Poesías II, Isidore Ducasse)

11. Menú del día
La creencia es acrítica. No se puede encontrar un método que nos haga conocer, como reconoce Deleuze. Un sistema crítico es un sistema que parece contrapuesto a la creencia: estamos en crisis: no podemos creer del todo en la interpretación. Así que deviene la crítica de arte, en el propio canibalismo de la intuición, avisando de que no hay salida de la lectura. El psicópata caníbal es un iconoclasta crítico. Como avisa Edward Said en “La crítica entre la cultura y el sistema” (El mundo, el texto y el crítico, DeBolsillo, 2008), ocurre que en la modernidad se aparece la crítica como una crisis, como que decir crisis es señalar hacia los errores del sistema. Y ya que no se trata de utilizar términos como conocimiento o acumulación, parecería quedar todo a expensas de la emoción subrepticia de lo que creemos creer. Eso que se escapa entrópicamente, la desposesión de la creencia, es la conciencia de la experiencia de una ciencia que, hegelianamente, ha superado el arte de la creencia para comprender que la locura ya está en el interior del sistema. Cuestión de adecuación y desarrollo empresarial. En el telediario coincide Barack Obama comiendo una hamburguesa en un restaurante por 7 dólares junto a una noticia donde se habla del recrudecimiento de la guerra en Afganistán, Pakistán… ¿No resulta acaso más extraordinario e increíble ese cinismo del presidente de la clase intermedia haciéndose pasar por alguien normal?
12. Establishment, sistema, credenciales
Los sistemas de creencias no se han ido, al contrario se han establecido. Mundos del confort y la elegancia, la quimera de una salud salvada por la ingesta de publicidad, promesas de seguridad ante la pérdida económica, ajustes implacables para una comunidad desigual. La creencia abarca desde el sentimiento y la emoción, hasta el vértigo del posicionamiento.
13. La destrucción del sistema
“El hoy –escribe Jean Paul- es la cesura, el episodio entre el largo ayer y el largo mañana” (Sermón fúnebre de Shakespeare, p. 21) Sabemos que aquí se sitúa el inicio del nihilismo, con un discurso inmemorial porque pertenece al espacio de lo fantasmal. Su título así lo anuncia: Discurso de Cristo muerto, el cual, desde lo alto del edificio del mundo, proclama que Dios no existe. Jean Paul mezcla lo visionario con una concepción del mundo que corresponde a la creencia en la inmovilidad: “y el incrédulo se aflige a sí en el tiempo, hasta que él mismo se desprende como una escama de ese cadáver. Frente a él está inmóvil el mundo entero, como la gran esfinge egipcia de piedra medio hundida en la arena; y el Todo es la fría máscara de hierro de la informe eternidad”. El olvido y la ausencia apropiada a una conciencia nihilista acompañan el crecimiento del desierto de Occidente. La memoria/olvido comprende el cadáver, la inmovilidad y la arena. Como restos de un jardín descuidado, un palacio devastado donde asociamos la memoria con el cadáver del olvido, la apreciación poética de Jean Paul se dirige a la constatación de la ruina del sistema. Su final es su propia destrucción: “En ese momento –escribe Jean Paul-, las notas discordantes chirriaron más estridentemente – los temblorosos muros del templo se vinieron abajo - y el templo y los niños se hundieron – y toda la tierra y el sol los siguieron al abismo – y el entero edificio del mundo en toda su inmensidad, se hundió ante nosotros – y en lo alto, en la cúspide de la inmensa naturaleza, estaba Cristo y miraba el edificio del mundo taladrado por mil soles, como una mina excavada en la noche eterna, recorrida por galaxias como venas de plata” (p. 53) Porque el origen de la arquitectura se ha situado en la choza, en el caso de las iglesias es su similitud a una nave invertida. Al final, los sistemas de creencias no son más que el relato de su propio naufragio. Y en épocas en las que hasta los rinocerontes han muerto, como Terencio pensamos que hay que creer porque todo es absurdo.

03 septiembre 2009

Booked the movie.Karmelo Bermejo

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Booked The Movie. Todas las entradas de la sesión de las 22:00 horas del sábado, para la película número uno en el ranking de taquilla, fueron compradas con dinero público para que no fuese vista por nadie.

TORRE DE ARIZ - c/ Frantzisko Kortabarria, s/n - BASAURI - BIZKAIA
Del 4 al 29 de Septiembre de 2009।

Vídeo:www।obrasocialcajamadrid।es/ObraSocial/os_cruce/0,0,71189_1915341_0_1,00.html

08 julio 2009

DEMOCRACIA, Subtextos


Libertad ¿para qué?


www.contraindicaciones.net


Subtextos

Intervención de arte público en Cartagena, Murcia. Del 1 de julio al 31 de julio.

Dentro de las artes dramáticas el subtexto es lo que hay debajo del texto, o sea, las emociones, sentimientos, ideas o concepciones vitales que laten bajo las líneas de cada diálogo, lo que cada personaje piensa y siente realmente en su fuero interno pero que no se explicita en el diálogo. Si pensamos en la ciudad como un texto que ha sido construido con los mensajes que proliferan en el espacio público, su subtexto sería el de los antagonismos dados entre las distintas comunidades que conforman una determinada ciudadanía. Aspiraciones, reivindicaciones, auto-representaciones que nunca llegan a reflejarse en el canal comunicativo que es ese mismo espacio público.

El espacio público se presenta de manera habitual como un espacio homogéneo donde el consenso se hace presente a través del tipo de mensajes que habitualmente se insertan en él, los que provienen del poder político que se expresan en la arquitectura institucional y en la monumentalidad y los que provienen del poder económico expresados por medio del sistema publicitario. La ciudadanía por su parte es heterogénea, constituida por distintos grupos de intereses, por comunidades diferentes. Si según los postulados de la democracia radical son los conflictos particulares y específicos que surgen invariablemente entre grupos de intereses diferentes el verdadero principio constitutivo de la organización social. La discordia y la consiguiente necesidad de acuerdo con el fin de obtener objetivos comunes es el principio articulador de la sociedad civil. No entendamos entonces el espacio público como un ámbito para el consenso sino para la diferencia, o al menos para su representación.
Partimos de un contexto específico como es la ciudad de Cartagena, planteamos una intervención de carácter público dirigido a una comunidad específica que como la marroquí hace parte de la ciudad de Cartagena. La estrategia consiste en insertar mensajes escritos en árabe en los canales de comunicación publicitaria de la ciudad (vallas publicitarias, marquesinas, mupis). Estos mensajes servirán para visibilizar la heterogeneidad propia de la sociedad civil, si por un lado el idioma utilizado solo será legible para la propia comunidad marroquí, el resto de la ciudadanía tendrá presente la existencia de este grupo en el seno de la vida social con sus particularidades culturales.